Traducción de alta calidad
TRADUCCIONES DE ALTA CALIDAD:
El mundo de la traducción es muy complejo, y muchas veces no nos damos cuenta del trabajo que conlleva traducir un texto extenso. Cualquiera que sepa dos idiomas puede traducir un texto más o menos de un idioma a otro, pero ¿es realmente tan fácil hacer buenas traducciones? ¿Es alguien traductor por el mero hecho de saber dos idiomas?
Hay mucha gente que se dedica a la traducción, pero ¿qué es una buena traducción? ¿Cómo se puede medir? Parece algo totalmente subjetivo, pero hay algunos criterios que sí se pueden medir y que pueden ayudar a determinar si una traducción es adecuada o no.
Una buena traducción debe transmitir el mismo contenido del texto de origen a la lengua de destino, y evidentemente, no debe añadir ideas ni tampoco suprimirlas. El registro del texto de origen, las expresiones, los giros, la terminología deben trasladarse correctamente. Y como el texto se creó para un objetivo y un público concretos, es preciso respetar el espíritu y el objetivo del texto original, para que la traducción provoque su mismo efecto.
Evidentemente, deben respetarse escrupulosamente las normas de ortotipografías y ortográficas, sintácticas y de puntuación de la lengua de destino. En el caso de las recomendaciones, conviene que cada servicio de traducción tome unas decisiones claras y actúe luego de forma coherente. Pero más allá de normas y recomendaciones, la disposición del texto, su organización, es uno de los factores que más directamente influyen en su éxito o fracaso.
Uno de los criterios que pueden cumplirse fácilmente es el relativo a números, fechas y nombres propios. ¿Aparecen todos los números del texto original en la traducción? ¿Están bien traducidas las fechas? ¿Se han incluido todos los nombres propios en la traducción?
Siguiendo con los criterios objetivos, hay algunos que tienen que ver con el proceso de gestión de la traducción. El Comité Europeo de Normalización publicó en 2006 una norma específica (UNE 15038) relativa a los proyectos de traducción, a fin de que los servicios de traducción dispusieran de un procedimiento documentado para la gestión de sus proyectos.
Tampoco podemos olvidar los temas relacionados con el formato, ni las cuestiones relativas a imágenes, gráficos y esquemas que a menudo contienen los textos de origen. Además, en algunos casos, también hay que ocuparse de la maquetación. Por lo tanto, conviene que quien se encargue de la maquetación trabaje codo con codo con los traductores, y que el cliente y el traductor acuerden de antemano las cuestiones que afecten directamente a la disposición gráfica del texto.
En caso de que sea el cliente quien se encargue de la maquetación, es muy importante que el traductor revise luego el documento final, ya maquetado, para evitar así errores de última hora.
Además de lo comentado hasta ahora, ¿qué otros factores influyen en la calidad de una traducción? Según la norma UNE-15038 que hemos mencionado antes, es importante que los traductores traduzcan únicamente a su lengua materna, ya que es muy difícil dominar una lengua que hemos aprendido siendo adultos al mismo nivel que dominamos nuestra lengua materna. Por otra parte, no hace falta decir que es fundamental conocer bien el tema que se traduce.
Otro tema que destaca la norma es la figura del corrector. Es necesario que el texto traducido lo corrija otra persona que tenga experiencia en el campo de la traducción. Por otra parte, cuando se trata de textos técnicos, conviene que el texto lo revise, un corrector que domine los conceptos técnicos del texto. Por lo tanto, resulta de gran ayuda contar con terminólogos en el grupo de trabajo.
Cuando hay que traducir informes, trípticos o textos de empresas, es fundamental mantener una relación cercana y fluida con el cliente. Cuanto mejor conozcamos al cliente, mayor será la posibilidad de conseguir una buena traducción, ya que sabremos mejor qué es lo que quiere comunicar el cliente.